miércoles, 18 de abril de 2012

Sangre


            Con un movimiento lateral casi imperceptible esquivó el golpe que parecía letal, a la vez que tomaba la muñeca que empuñaba el arma y posicionaba Su hombro izquierdo justo bajo el codo del atacante, quedando de espaldas a éste. Pero no pasó otro instante hasta que se escuchó el sonido sordo del hueso quebrándose en mil astillas y luego el inconfundible grito de desesperación que sigue a cualquier dolor semejante. Luego dejose caer, desplomado, sobre sus rodillas, ya con lágrimas recorriendo todo el contorno de su rostro. Al levantar la vista, Él ve que uno de los compañeros trata de vengar a su amigo caído y por lo tanto redobla la apuesta y contracarga a su nuevo objetivo con la furia de incontables guerras pasadas para que sus cuerpos desarmados se trencen en una batalla, que pocos segundos duraría, hasta que Él lo agarrara por cabellos, desplomando su cabeza al suelo y sin soltarlo ni un momento seguiría golpeándola una y otra vez contra en cemento, hasta quedar irreconocible y dejando rastros del interior de la misma diseminados varios metros a la redonda.
            Al reincorporarse vislumbra que los otros tres jóvenes estaban huyendo, lo que lo hace pensar que sus vidas no están perdonas, pero al ser seres tan insignificantes, en algún futuro se los volverá a cruzar y reclamaría lo que es suyo, como estaba por hacer con quien estaba mirando su extremidad superior colgando de su torso. Se agacha a buscar el cuchillo que había quedado tendido en el suelo, luego se pone frente a quien ya se dio cuenta que su día ha llegado, y le propina una patada que impacta justo en el medio de la cara, para dejarlo tendido boca arriba.  Como un lobo hambriento en una gélida noche se le abalanza encima para abrir su pecho con la cuchilla y arrancar su aun latiente corazón de un tirón, llevárselo a la boca para probar el sabor de la victoria y arrojar lo que queda sobre el cuerpo ya inerte de su víctima. Hacía mucho que no probaba sangre y se sintió deleitado por volver a hacerlo y así comenzó a entender cuál era su propósito en esta existencia.  

miércoles, 28 de marzo de 2012

Primeros pasos


Fue así que ya de pie dio sus primeros pasos en este nuevo mundo para Él. No estaba al tanto de qué momento de la noche era, pero sabía que el alba no debería tardar en despuntar sus primeros rayos dorados, pero aun la obscuridad del cielo era total, no así la de las calles por donde caminaba, llenas de luces que le impedían distinguir las estrellas en el pequeño trozo de cielo que las edificaciones de la ciudad le permitían ver. Fue así como de Avenida Corrientes dobló a su derecha por Junín y así llegó a la plaza Houssay, caracterizada por no tener ningún árbol que le dificultase la vista, lo que le permitió divisar primero a lo que hoy llamamos como el Cinturón de Orión, pero que en sus días dicha constelación era conocida como los Tres Cuervos Tuertos, que apuntan siempre a lo que estaba buscando Él en ese momento: la Cruz del Sur; o el Camino al Infierno como era nombrada en aquellos tiempos sin memoria.
Mientras se encontraba realizando unos simples cálculos que recordaba de sus años en los mares mas peligrosos de los confines de la existencia misma para saber qué camino tomar, un grupo de cinco jóvenes, que se encontraba sentado a veinte metros de donde estaba, se le acerca y uno de ellos abre la boca para enunciar una frase que nunca pudo entender: “¿Eh, amigo, no tené, un pesito pa’ la birra?”. A lo que contesta: “Sarum et nolem, naruj set noirim”. Por la expresión en los rostros del grupo notó que ellos tampoco lo entendían y que no hablaban la lengua común de aquella mítica era. A los pocos segundos, cuando salieron del estupor de no comprender aquellas palabras, otro de ellos, al mismo momento que sacaba un cuchillo de su abrigo lo increpó: “¿Eh, loco, qué bardeá’? ¡Mirá que se arma bondi y sos boleta!”. No entendió exactamente qué es lo que quiso decir, pero su lenguaje corporal lo decía todo, lo que generó que Sus ojos se entrecerraran , sus fosas nasales se expandieran, permitiendo mas flujo de oxígeno a sus pulmones; su corazón comenzó a bombear más sangre y su pie derecho se colocó atrás del izquierdo, aunque sus brazos permanecieron sin levantar guardia aun. En ese instante se dio cuenta lo que extrañaba estar despierto. Y vivo. Y una sonrisa se esbozó es su rostro mientras veía que la punta de la mellada hoja venía directo hacia su tórax.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Objetivos


Sabía dónde y cuándo estaba, pero a la vez se encontraba totalmente perdido. Su vida no tenía ningún motivo de ser en ese momento, así que creyó que lo más importante en ese instante era fijarse objetivos para su nueva existencia, ya que la guerra había acabado, pero sospechaba que una nueva comenzaría nuevamente. Así que, ya de pie, bajó sus párpados hasta que sus ojos se cerraron completamente. Mientras fruncía el ceño lo primero que le vino a la mente fue su entrañable e inseparable amiga, el más grande amor que un guerrero puede tener. No estaba seguro si su alma se encontraba aún vagando por este mundo y si su forma física sería la misma que hace tanto tiempo. Decidió probar si aun podía sentirla, ya que una conexión tan fuerte entre Él y Ella no podía desvanecerse por el simple paso de los días y las noches.
Sus cejas trataron de unirse todavía más mientras hacía fuerza para tratar de sentirla a la distancia. Su conciencia se expandió hasta el infinito y pudo finalmente hallarla. Quien pudiese haberlo visto en ese momento podría haber detectado que la comisura derecha de su boca se contraía esbozando una sonrisa. Esto se debía a que el paradero de quien estaba buscando no se encontraba en su sitio remoto, sino que a pocos kilómetros hacia el norte de donde Él estaba ahora, en la mismísima Buenos Aires. Sabía por qué había despertado, pero en ese momento se dio cuenta la razón de estar allí y supo que las primeras batallas no tardarían en comenzar.    

viernes, 16 de marzo de 2012

Pena propia


Bajó la vista para poder observar el dorso de sus manos. Estaban blancas y unas venas entre verdes y violetas se ramificaban desde sus muñecas hasta donde comenzaban sus dedos. Se llevó el pulgar cerca del rostro y lo ubicó entre sus dientes. Mordió con fuerza y soltó un pequeño alarido. Sintió una sensación totalmente nueva: el dolor. Pero no cualquiera, ya que creía haber experimentado ya todas las formas posibles de dolor, sobre todo del tipo físico. Fue así como reconoció que se encontraba en un cuerpo humano y sintió pena por sí mismo, otra cosa más que jamás hubo experimentado.
Estaba totalmente perdido, ya que no sabía cuál era su razón de ser en dicho lugar.  Nunca tuvo un instante de su existencia sin objetivos que cumplir. Así que luego de haber pasado unos momentos reflexionando sobre esto decidió incorporarse. De a poco y casi sin fuerzas se pudo parar para darse cuenta que su torso y sus pies estaban desnudos, cosa que siempre fue así, debido a que le encantaba sentir el suelo bajo sus pies y las corrientes de aire en su espalda. Pero esas sensaciones que tanto le agradaban, ahora no le producían ningún placer. Sus piernas estaban cubiertas hasta los talones por un pantalón de fibras naturales de color marrón atado con un cordón de la misma tela.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cosas sabidas


Pero sabía que esos días en el ardor no representaban lo mismo que para las sobras que se veía mover no tan lejos de Él. Se notaba que muchas cosas habían cambiado, ni siquiera el aire que inspiraba parecía tener el mismo sabor a los días de antaño. Tenía completa seguridad de que ya no volvería a ver a sus enemigos, pero tampoco a sus aliados. Se sintió extraño al reconocer que ningún sentimiento afloraba sobre los que debían ser sus seres mas odiados y mas queridos.
Estaba seguro que había perdido la guerra, por el simple hecho de haber pasado tanto tiempo confinado a las llamas. Pero ese lugar que no existe tiene sus particularidades, ya que de alguna manera mantuvo su visión sobre la sociedad de los hombres durante todo ese sufrimiento. Incluso el tiempo estaba distorsionado, ya que pudo ser testigo de faraones, emperadores, reyes y presidentes, de sus actos de bondad y de mas salvaje ira sobre sus propios pueblos.

viernes, 9 de marzo de 2012

El Inicio


Callao y Corrientes. Cualquier porteño que se digne a llamar a sí mismo así debería haber pasado al menos unas cien veces por esa esquina. La boca del subte, la librería, el Bauen a la vista, los taxis, los bondis, el ruido, el hollín del smog, el calor abrumador del verano, los privados, tantas sensaciones y recuerdos deberían pasar por cada mente, desde nostalgia hasta una cantidad infinita de holas y chaus que habrán acontecido en dicho lugar.
Pero Él despertó ahí. De ninguna manera reconocía esa intersección. Trató de recordar cómo había llegado ahí. No pudo. Abrió los ojos y la luz lo encandiló, pero al levantar la mirada se notó que el cielo estaba aún oscuro. Tapando con su mano izquierda la luminiscencia que no lo dejaba ver, pudo distinguir pocas estrellas en el cielo.
No sabía cómo había llegado hasta allí, ni estaba seguro de dónde venía. Sólo tenía recuerdos vagos en su interior. Sabía que había pasado demasiado tiempo, 10.000 días. Diez mil días en el fuego es suficiente. En un sitio dónde ninguno de nosotros ha estado ahí realmente. No como él al menos. Y sabía cual era su camino: el camino del héroe, su camino a casa.